¿Te has sorprendido alguna vez diciéndote cosas como “no soy suficiente”, “siempre lo hago mal” o “tendría que estar mejor a estas alturas de mi vida”?
La culpa y el autojuicio son dos de las cargas emocionales más pesadas que muchas personas llevan en silencio, y que frenan profundamente su capacidad de avanzar y crear la vida que desean.
¿De dónde viene esa culpa que sientes?
La mayoría de las veces, la culpa no nace de este momento presente, sino de una mezcla de:
Expectativas irreales que te has impuesto o que otros han puesto sobre ti.
Creencias aprendidas desde la infancia como “tengo que hacerlo perfecto” o “si fallo, no me van a querer”.
Experiencias pasadas que no has podido procesar ni perdonarte del todo.
Cuando no miras estas raíces, la culpa se convierte en ruido de fondo constante: está ahí cuando decides, cuando te miras al espejo y cuando sales al mundo, como si siempre estuvieras “en deuda” contigo misma o con los demás.
La trampa del autojuicio: hablarte como tu peor enemiga
El autojuicio aparece cuando conviertes cada error, fallo o despiste en una prueba de que “no vales”, “no puedes” o “no eres suficiente”.
No es solo lo que te pasa, sino lo que te dices acerca de lo que te pasa.
Algunos ejemplos de autojuicio son:
“Siempre me equivoco en lo mismo, soy un desastre.”
“No debería sentirme así, algo está mal en mí.”
“Los demás pueden, pero yo no.”
Esta forma de hablarte no te corrige ni te mejora: te paraliza. Te mantiene atrapada en una versión pequeña de ti, como si estuvieras castigada de manera permanente.
Liberar culpa y autojuicio: un trabajo profundo pero posible
Desde el trabajo interior que propones en tu proyecto y servicios (Método Integra, liberación emocional, trabajo con creencias), el objetivo no es negar lo que ha pasado, sino transformar la carga que llevas asociada a ello.
Este proceso incluye:
Identificar las creencias que alimentan esa culpa (“siempre debo estar bien”, “no puedo fallar”).
Liberar la carga emocional asociada a experiencias pasadas que siguen “abiertas” dentro de ti.
Reprogramar tu mente subconsciente para relacionarte contigo desde más amor, respeto y comprensión.
No se trata de justificarlo todo, sino de dejar de vivir castigándote por lo que ya no puedes cambiar y empezar a usar tu energía para crear algo nuevo.
Ejercicio sencillo: escribirte desde la compasión
Te propongo un ejercicio muy simple para empezar hoy mismo:
Toma papel y bolígrafo y escribe una situación por la que todavía te culpas.
Describe qué te dices cuando piensas en eso. Sé honesta.
Ahora, imagina que esa misma historia la cuenta una amiga a la que quieres muchísimo.
Escríbele una carta de respuesta desde el amor, la comprensión y la compasión.
Léela en voz alta… y date cuenta de cuánta dureza hay en cómo te hablas a ti, y cuánta ternura ofreces a otros.
Puedes repetir este ejercicio con diferentes situaciones, dándote permiso para empezar a mirarte con la misma humanidad con la que miras a las personas que amas.
Comentarios
Publicar un comentario